Editorial • Abril 2021

El masivo programa de vacunación impulsado por el gobierno estadounidense parece estar dando buenos resultados; sin embargo, aún hay un puñado de estados en donde los números de casos de coronavirus no solo no bajan, sino que están aumentando. Relajar las medidas de prevención justo ahora nos parece una muy mala idea.
Para bien o para mal, nada que provenga de Texas debería sorprendernos demasiado, pero el súbito levantamiento de todas las medidas de protección contra los contagios (incluyendo los más básicos, como el uso de mascarillas faciales en lugares públicos y el distanciamiento social) ordenado por el gobernador Greg Abbott, es realmente espeluznante. Ron DeSantis, su colega de Florida, ha decidido seguir sus pasos, y los resultados ya se están comenzando a ver. Durante el mes pasado millares de personas abarrotaron las calles de Miami y otros puntos turísticos del estado causando estragos y debiendo ser reprimidos por la policía. Es de esperar, otra vez, que de esos amontonamientos sin las menores medidas de precaución se produzcan miles de nuevos contagios que pondrán en peligro las vidas de las personas que por edad o salud resultan más vulnerables. Y millones terminarán pagando el precio de la irresponsabilidad de algunos.
Todos estamos hartos de esta pandemia y queremos salir, juntarnos, caminar por calles repletas de gente, sentarnos en un bar o en un teatro, pero los tiempos de la pandemia no son los de nuestros deseos más urgentes. Lo que debemos entender es que para terminar con esta pesadilla lo antes posible, lo mejor que podemos hacer es seguir cuidándonos, y así cuidar a los demás, sobre todo a los que pertenecen a esas franjas de gente más vulnerable que mencionamos arriba. El pensamiento mágico de que “el virus va a desaparecer de repente” no funcionó y nunca funcionará, y pretender que todo ha pasado ya, nos llevará nuevamente a los peores tiempos de esta pandemia.
Si bien es cierto que desde que comenzó el programa de vacunación los casos han comenzado a disminuir en más de la mitad del país, aún siguen creciendo en 21 estados de la nación, y la relajación de las medidas de precaución no van a ayudar para nada.
No se trata de vivir con miedo, sino responsablemente, y usando al menos un mínimo de sentido común.
Al cierre de esta edición, el 14% de la población ha recibido ya las dos dosis de la vacuna, y los científicos esperan que los números de contagios vayan bajando a medida que más gente se inmunice. Sin embargo, nunca hay que desestimar el poder de los que hacen de todo una cuestión ideológica, y aprovechan para crear disenso en temas que deberían unirnos.
El mismo ex presidente Donald Trump se puso por unos segundos del lado de la ciencia y declaró: “Recomiendo vacunarse, y se lo recomiendo a mucha gente que no quiere vacunarse, y mucha de esa gente votó por mí, para ser honestos”. Es cierto, lo hizo después de dejar un tendal de medio millón de muertos y de que se filtre que tanto él como su esposa se vacunaron en secreto en enero. Pero lo hizo. Nos hubiese gustado que aprovechara la oportunidad para fomentar entre sus seguidores alguna que otra medida básica de prevención y responsabilidad, pero algo es algo.
Son tiempos extraños los que nos toca vivir, y a veces, tan ensimismados en nuestros problemas del día a día y en los planes para el futuro, se nos pasan datos que en realidad nos deberían indignar como ciudadanos. Entre ellos, que en el mismo período que la economía de millones de familias trabajadoras del país colapsó desde el comienzo de la pandemia, un grupo de 660 billonarios incrementaron su patrimonio en 1.3 trillones de dólares. Si nadie ve una correlación entre una cosa y la otra, estamos en problemas.
¿Le interesará al nuevo gobierno demócrata revertir la situación y lograr que la clase media estadounidense florezca como en los tiempos de gloria? Se presenta ante nosotros una posibilidad extraordinaria, pero hay que tomar medidas drásticas y recorrer muchos caminos en dirección diametralmente contraria a la que nos hemos estado encaminando. Los parches solo sirven para cubrir pequeños agujeros… y al final no dejan satisfecho a nadie.¤