LA LITERATURA GAUCHESCA • FLORENCIO SANCHEZ • NOTA Nº 28

En esta nota nos ocuparemos de un autor, con quien lo gauchesco, lo criollo, penetró en otro género literario: el teatro. De Florencio Sánchez se trata, nacido en Montevideo el 17 de enero de 1875, hijo de Olegario Sánchez y Jovita Musante, ambos uruguayos.
Su azarosa vida -muy corta, pues murió en una sala del hospital “Fate Bene Fratelli” en 1910– lo muestra primero como empleado en la Junta Administrativa de la ciudad de Minas. A hurtadillas de sus jefes borroneaba cuartillas, escribía poesía y criticaba a los políticos del pueblo. El diario local “La Voz Del Pueblo” publicará sus artículos, ocultándose en el seudónimo de “Jack the Ripper”, pero los afectados por sus sátiras conseguirán que lo destituyan de su empleo. Trasladado a Buenos Aires, consigue un empleo como supernumerario en las oficinas de Estadística y Antropometría que dirige Juan Vucetich. Al ser suprimida la repartición debe volver a su país.
Con el seudónimo de Ovidio Paredes escribe en “El Siglo y “La Razón”.
Conspirador y revolucionario en su país durante la revolución del 96, lucha en Arbolito, junto a Aparicio Saravia, caudillo del Partido Blanco. En Montevideo se afilia a un centro anarquista, donde se representa su primera pieza escénica: “¡Ladrones!” bosquejo de lo que será mas tarde “Canillita”. Aprende rudimentariamente el francés y el italiano, lo que le permitirá asistir a las representaciones de jerarquía de su ciudad natal.
Vuelve a la Argentina llamado por Lisandro de la Torre para desempeñarse como secretario de Redacción en el diario “La República” de Rosario, Santa Fe.
Luego se radica en Buenos Aires formando parte del grupo La Syringa, que dirigía José Ingenieros. Escribe para “El País” y “El Sol”, ahora con el seudónimo de Luciano Stein.
Alterna con la vida nocturna, con el periodismo y la bohemia, y será apremiado por problemas económicos.
Escribe “Canillita”, sainete en un acto y en 1903 se consagra al estrenar en el teatro Comedia de Buenos Aires, su comedia dramática “M´hijo el dotor”, a la que deberemos referirnos in extenso por llevar a la escena el criollismo.
El 25 de septiembre de ese año se casa con Catalina Raventos, quien será un gran estímulo y ayuda en la tarea creadora.
A partir de entonces el teatro lo absorbe y nacen sus más perdurables expresiones, como “La Gringa”, comedia en cuatro actos estrenada el 21 de noviembre de 1904.
Al año siguiente estrena tres obras: “Barranca Abajo”, “En Familia” y “Los Muertos”.
Luego intenta la alta comedia de análisis psicológico y de tesis social con “El Pasado”, comedia en tres actos que estrena el 22 de octubre de 1906 y después lleva a escena “Nuestros Hijos”.
Luego comienza a sentirse seriamente enfermo y con la esperanza de recobrar la salud se instala en la estancia de su pariente Joaquín Sánchez Carballo. Allí escribe “Los Derechos de la Salud”, comedia en tres actos.
Los problemas económicos le causan una aguda neurastenia, pues en ese entonces se embarcó en aventuras de empresario que desembocaron en un total desastre financiero.
Piensa entonces en Europa para lograr una consagración mayor. En septiembre de 1909 consigue el ansiado apoyo del gobierno del Uruguay, que lo envía a Italia para informar sobre la concurrencia de la República en la Exposición Artística de Roma. Desembarca en Génova el 13 de septiembre de 1909 con muchos proyectos pero con muy poca salud. Comienza su peregrinaje para que sus valores sean reconocidos. Pero empeora rápidamente, a la vez que se intensifican sus apremios económicos.
En su testamento dejó escrito: “Si yo muero, cosa difícil, dado mi amor por la vida, muero porque he resuelto morir. La única dificultad que no he sabido vencer en mi vida, ha sido la de vivir. Por lo demás, si algo puede la voluntad de quien no ha podido tenerla, dispongo: primero, que no haya entierro, segundo, que no haya luto, tercero, que mi cadáver sea llevado sin ruido y con olor a la Asistencia Pública, y de allí a la morgue. Sería para mi un honor único que un estudiante de medicina fundara su saber provechoso para la humanidad en la disección de cualquiera de mis músculos”. ©